Hace poco vimos en la sección de Comunidad del Colegio cómo Suiza ha demostrado, desde hace años, que un país plurilingüe en el que conviven hasta cuatro idiomas oficiales es perfectamente viable.
Buena parte del éxito radica en la organización del Estado helvético, que desde el año 1848 se rige por un sistema federal. De este modo, el poder recae no solo en la Confederación (el Estado central), sino que se subdivide en 26 cantones, semicantones (estados federados) y 2 240 municipios (comunas).
Estos cantones y semicantones están dotados de una Constitución cantonal propia (aprobadas por el Parlamento federal). Y os preguntaréis, ¿cuál es la diferencia entre ambos? Pues bien, los segundos cuentan con un único representante en el Consejo de los Estados (llamados senadores), mientras que los cantones plenos tienen a dos. Ello se traduce en que únicamente pueden hacer uso de medio voto cuando se necesitan aprobar enmiendas constitucionales en las votaciones nacionales. La autonomía interna, eso sí, es la misma para cantones plenos y semicantones.
De hecho, cada cantón tiene su Constitución y leyes propias que, obviamente, deben ser compatibles con las de la Confederación. Pueden, eso sí, establecer sus tasas propias tributarias o gestionan su sistema educativo, los servicios sociales o los de seguridad. Cada gobierno cantonal está formado por un número de entre cinco a siete integrantes, elegidos por el pueblo y en una única cámara.
Igual que sucede en España, las ciudades, pueblos y comarcas también cuentan con autonomía para decidir en asuntos propios. Así, buena parte de las comunas (municipios) cuentan con un Parlamento que les permite aprobar medidas relativas, por ejemplo, a las calles, edificios escolares, precios de servicios básicos, o la regulación de los vehículos.
También en este caso los regidores de las comunas son elegidos por los ciudadanos. Se intenta asimismo contar con la participación activa de ellos mismos, con una asamblea anual en la que los vecinos pueden votar sobre decisiones que les afectan en su vida diaria. En las ciudades y poblaciones grandes es un poco diferente, ya que la mayor parte de las decisiones son tomadas por el Parlamento local y el consejo municipal, si bien siempre queda margen para la participación directa de sus habitantes.
División de poderes y mucha participación ciudadana. Así podríamos definir la forma de estado de Suiza, el “país de los cantones”.