Hay infinidad de maneras de reconocer a un país. Con fotos de sus paisajes, por sus ciudades más conocidas, por las tradiciones… Pero, sin duda, la más fácil (y, por tanto, la más recurrente) es a través de su bandera.
Y la enseña de Suiza es una de esas que destaca en cualquier atlas. No solo por sus símbolos y colores, una cruz blanca sobre fondo rojo, sino por su forma, completamente cuadrada y, por tanto, diferente al formato “apaisado” del resto de estandartes habituales.
Antes de adentrarnos en el significado de todos estos elementos, conviene empezar aclarando que, hasta el siglo XIX, Suiza no tenía una bandera nacional. Cada cantón utilizaba su enseña en los campos de batalla, si bien, desde la Batalla de Laupen en 1339, los combatientes lucían una cruz blanca en sus ropajes para identificarse.
Ese símbolo fue prohibido por Napoleón en la etapa de la República Helvética (1798-1803), siendo sustituido por una bandera tricolor (verde, rojo y amarillo). Eso sí, en cuanto dicha república llegó a su fin, los suizos recuperaron la mencionada cruz blanca, que solían colocar encima de sus banderas cantonales.
Tras la caída en Europa del Imperio Napoleónico, poco a poco fue adoptándose en Suiza ese símbolo como bandera de manera extraoficial. Fue a partir de la guerra civil o “Guerra de la Liga Separatista” (Sonderbund) cuando su uso se empezó a incorporar de manera habitual. Esta contienda fue entre los defensores de los valores tradicionales y de la autonomía comunal, por un lado, y los modernistas y defensores de la centralización del Estado, por otro. Con la victoria de los liberales, la bandera suiza se convirtió en símbolo nacional.
Como decíamos al principio, la bandera suiza tiene dos únicos elementos: una cruz blanca y un fondo rojo. Según la tradición, podría estar basada en la insignia del Cantón de Schwyz, que data del año 1474 y que incorporaba una cruz de plata por haber luchado junto a las tropas del Sacro Imperio Romano Germánico.
Desde el 1 de enero de 2007, está establecido que el rojo sea, concretamente, el número 485 de Pantone. También la cruz tiene sus medidas exactas, desde un decreto firmado en 1889: los brazos de la cruz deben tener la misma longitud, y ésta debe exceder por una sexta parte a la anchura de los brazos
Su otro hecho diferencial es el formato, completamente cuadrado. En este caso, el diseño viene heredado de las antiguas banderas cantonales, si bien no hay ninguna ley que regule que deba ser así.
A pesar de ello, así se ha mantenido. Y eso que generó algunos “problemas” con motivo de la incorporación de Suiza a la ONU en 2002. Según las reglas de Naciones Unidas, las banderas que ondeen en su cuartel general deben ser oblongas. Por suerte, se encontró una solución y, desde entonces, se establece que se puede utilizar cualquier enseña cuya superficie no exceda la de las banderas regulares.
Y así es como la bandera de Suiza ondea hoy en cualquier rincón del mundo.
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