A medida que vamos cumpliendo años, somos cada vez más conscientes de que la responsabilidad individual y la presión son palabras que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas. La orientación que queremos dar a nuestra formación, las elecciones en el mundo del trabajo, las obligaciones personales… Son muchos los frentes que se nos abren cuando abandonamos la etapa infantil, y que nos toca canalizar como es debido si queremos tener una madurez plena.
Dentro de ese aprendizaje, que en el Colegio Suizo de Madrid tratamos de potenciar al máximo con nuestra política de estudios, aparecen muchos factores. Algunos de ellos dependen de nosotros y otros vienen determinados desde el exterior. Y uno de ellos, común a ambos parámetros, es el del fracaso. Más bien el miedo al mismo, un concepto que debemos desterrar para siempre, ya que es erróneo.
Porque dentro de este largo camino vital, perder de vez en cuando o no alcanzar lo perseguido significará, también, ganar. Una lección que pretenden transmitir desde la ETH de Zúrich, que acaba de presentar un proyecto que permite a sus alumnos desarrollar sus ideas lejos de la presión de las notas. Un concepto pionero que se ha implementado en un espacio de 1200 metros cuadrados repartido en cinco plantas en el centro de la ciudad y que ha recibido el nombre de “Student Project House”.
Esta casa, ubicada al lado del edifico principal del ETH, está diseñada para proporcionar a los estudiantes la oportunidad de adquirir habilidades que van más allá de sus estudios especializados. Por ejemplo, pueden aprender a desarrollar ideas no convencionales, a cuestionar críticamente los conceptos o a trabajar juntos en equipos interdisciplinarios.
De esta manera, ya son algunas las ideas que han visto la luz, como un bastón inteligente para ciegos, unas gafas de realidad aumentada que hacen las veces de libro de instrucciones o una casa que se gestiona sola gracias al blockchain. En definitiva, y tal y como destaca la ETH en su web, «con este laboratorio de ideas queremos animar y permitir a nuestros estudiantes que prueben cosas nuevas, que fracasen a veces y aprendan de ello, y que pongan en marcha explícitamente proyectos que no forman parte de sus estudios», explica la rectora de la ETH y patrona de la iniciativa, la profesora Sarah Springman.
El Student Project House tuvo su proyecto piloto en el campus de Hönggerberg, en 2016, y, desde entonces, más de 2.500 estudiantes han recibido ya su apoyo. Con estas nuevas instalaciones, los jóvenes dispondrán además de varias zonas de taller, que pueden adaptarse a las necesidades individuales gracias a su estructura modular, varios salones, numerosos espacios de co-working, y lugares como una terraza que favorecen el flujo de comunicaciones.
El edificio fue, en su día, una central de calefacción urbana, y hoy es un monumento arquitectónico de gran importancia, que la ETH de Zúrich está obligada a conservar y mantener. Un plan de renovación del que forma parte este proyecto, que se espera esté totalmente terminado en 2025. Para Lucie Rejman, responsable de la Student Project House, ésta es “la infraestructura perfecta para construir prototipos. También motivamos a los estudiantes para que sean valientes y hablen con los usuarios potenciales. Sólo así se puede adaptar la idea a sus necesidades y convertirla en un éxito».
Una iniciativa pionera y arriesgada, pero que a buen seguro marcará un antes y un después en la enseñanza y la formación de los individuos.
Foto: Jasmin Frei / ETH Zürich