Cuando allá por el año 15 a.C. los romanos, tras conquistar los Alpes, asentaban una base militar en la colina de Lindenhof, seguro no tenían ni idea de que sobre las ruinas de ese campamento florecería, siglos después, la ciudad más poblada de Suiza y uno de los centros económicos y culturales más importantes de Europa.
Hablamos de Zúrich, la ciudad bañada por el río Limmat y que, además de ofrecernos una espectacular vista de la mencionada cadena montañosa, también cuenta con una exuberante vida cultural, educativa y, como decíamos, financiera.
No en vano, Zúrich es sede de numerosas entidades internacionales como IBM, General Motors, Toyota Europe, Google o Microsoft, amén de los bancos más importantes del país, como Credit Suisse. De hecho, la principal bolsa helvética, la SMI, también está localizada en Zúrich y no es ninguna sorpresa que hasta cuarenta de las cien empresas más relevantes de Suiza estén en la ciudad.
De los 434 mil habitantes que viven en Zúrich, más de un 30% no posee la ciudadanía suiza, siendo los alemanes el grupo extranjero más importante (también es el alemán el idioma más hablado en el cantón homónimo), con un 22% del total.
Aunque no nos extraña que tantas personas elijan este lugar para crear un hogar, ya que “Turus”, como la denominaban los celtas y de donde proviene el origen etimológico del nombre actual, figura de manera casi permanente en los rankings de las mejores ciudades del mundo para vivir. Sin ir más lejos, este año ha destacado en el séptimo lugar de la lista elaborada por ‘The Economist’, siendo, junto a Ginebra, las dos únicas metrópolis europeas en el top ten.
Universidades, cultura… y turismo
Sin duda, otra de las razones del éxito de Zúrich es su formidable nexo con la educación, contando con la Escuela Politécnica de Zúrich (ETH) y la Universidad de Zúrich como puntos de referencia.
El reconocimiento a la excelencia de ambas entidades a nivel mundial es unánime, figurando siempre entre los mejores centros de enseñanza superior del planeta. La ETH, una universidad pública, es uno de los puntales de investigación del viejo continente, y por sus aulas y laboratorios han pasado, desde su fundación en 1855, hasta 21 premios Nobel, entre ellos Albert Einstein. Por su parte, la Universidad de Zúrich es la más grande de la nación centroeuropea, y es reconocida por su investigación en biología molecular, antropología o ciencias económicas, así como por la labor del Hospital Veterinario.
Con esta palpitante vida académica, no es de extrañar que tenga su espejo en una enorme actividad cultural y sus calles estén trufadas de museos, galerías o teatros, o que sea hogar de varias orquestas sinfónicas y festivales.
Aquí hay que destacar el Teatro de Ópera de Zúrich, el auditorio más importante de la ciudad y uno de los mejores de Europa. Fue inaugurado en 1891 y en la actualidad acoge los espectáculos del “Zürcher Ballett”, la compañía de danza de la ciudad. Porque este tipo de arte es muy valorado por los zuriqueses, quienes se deleitan cada comienzo de verano con la celebración del “Zürcher Festspiele”, un festival dedicado al ballet, la ópera, el teatro y la música en general.
Los museos y galerías son también muchas y variadas, como el Museo Nacional de Zúrich, con su imponente presencia de castillo medieval y su rica colección de restos arqueológicos prehistóricos de Suiza y del resto de la historia nacional, o la Galería de Arte de Zúrich, una de las más relevantes de la Confederación Helvética.
Y por si estos museos y festivales ya fueran poco reclamo, Zúrich posee además un precioso casco antiguo, con un embriagador aire medieval, lleno de iglesias y edificios singulares que atraen, cada año hasta la pandemia, a más de 9 millones de visitantes al año.
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