Cuando vemos cualquier lista sobre la calidad y éxito de los sistemas educativos, el suizo aparece siempre en los puestos más altos. De hecho, es el que aplicamos en el CSM, fomentando una enseñanza multicultural, plurilingüe, personalizada, innovadora, de calidad, avalada internacionalmente y comprometida con el desarrollo personal y social de sus alumnos.
La formación es fundamental para desarrollarnos hacia la edad adulta y, como decimos, Suiza es “experta” en ello. Y no lo decimos nosotros, sino los datos. Solo hay que atender al último informe de la Oficina Federal de Estadística del país helvético, en el que se desvela que el número de jóvenes de entre 15 y 29 años que ni estudia ni trabaja (los llamados “ninis”) es de apenas un 6,3%, aproximadamente 90.000 personas.
El medio suizo Swissinfo se ha hecho eco de las causas de esta sobresaliente cifra (se trata de una de las más bajas de Europa, estando Italia en el extremo opuesto con un 23,3%) y una de las conclusiones es que se debe, en buena medida, a su excelente sistema de educación pública y su excelente formación profesional. De hecho, destacan, “dos tercios de los jóvenes optan por el aprendizaje dual (que combina formación y escuela profesional)”.
También subrayan que el porcentaje va en descenso, concretamente casi dos puntos desde 2010, cuando se situaba en el 8,1% de esa franja de edad, y que es más notorio entre las mujeres, donde las cifras han disminuido del 9,6% al 5,9% en estos doce años.
Aclaran, eso sí, que Suiza distingue entre los «desempleados y los que buscan trabajo» y los «económicamente inactivos», que incluyen a los que tienen que cuidar de su familia, a los que hacen el servicio militar o civil (todavía obligatorio para los hombres jóvenes en Suiza) y a los que están en programas de idiomas en el extranjero, así como a los que tienen dificultades para integrarse en el mundo laboral.
¿Qué factores determinan una mayor posibilidad de encontrarse en esta situación?
Desde Swissinfo aclaran que no hay un “modelo típico” de “nini”, si bien apuntan a factores más habituales como un nivel de educación más bajo, la salud, incluidos los problemas de salud mental, los problemas familiares y, como señaló la OCDE en su informe Education at a Glance de 2021 sobre Suiza, el hecho de ser de origen inmigrante.
El medio también recoge declaraciones de la Dra. Claudia Meier Magistretti, profesora de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Lucerna, quien afirma que el factor más importante es que Suiza “es un país rico, por lo que muchos ninis se quedan en casa, y sus padres les pagan, les ayudan y tratan de conseguirles un trabajo, en algunos casos durante años».
Esta situación tiene una doble vertiente, ya que, según aclara, “estas personas tienen menos posibilidades de salir de esta situación cuanto más dure la misma. Además, provocan unos costes inmensos, ya que dependen de prestaciones sociales como la seguridad social y el seguro de invalidez».
Asimismo, Magistretti cree que “lo más probable es que la COVID haya provocado un aumento del número de ninis debido al estrés psicológico», dato corroborado por la oficina de Eurostat de la Unión Europea, que también ha indicado que espera que la recesión económica debida a la pandemia de COVID se traduzca en un mayor número de “ninis” en todo el continente.