La sensibilidad crea una rica vida interior, permite una percepción diferenciada y reflexionada del entorno y de los seres humanos.
La sensibilidad es la disposición a absorber y procesar las cosas. Nos permite conocernos mejor, tomar decisiones y prestar atención a las pequeñas cosas.
La sensibilidad abre puertas que hacen accesibles nuevos mundos, que nos desarrollan, pero también establece límites que nos protegen. Vivir en un país inicialmente extranjero, en una cultura diferente y
en un nuevo entorno de trabajo supone un reto y un estímulo para nuestra sensibilidad. España, Madrid y el trabajo en el Colegio Suizo tuvieron un efecto duradero en mi sensibilidad de una manera maravillosa.