La fortaleza no es un valor cualquiera. Es un valor fundamental. ¿Fortaleza física? Puede ser. ¿Anímica? Sin duda. ¿Innata? ¿Aprendida? Es indiferente mientras aparezca cuando sea necesaria y nos ayude a vencer al cansancio, al desasosiego o a la desesperanza. Fortaleza no es no temer; es tener la valentía para enfrentarse a las dificultades. No es no caerse; es tener la determinación para sobreponerse y la constancia para aguantar mientras sea necesario.
Fortaleza es, en definitiva, una combinación entre valentía, perseverancia y resistencia que permite dar una respuesta adecuada a los retos que se plantean, alcanzar los objetivos perseguidos y acercarse así a la ansiada felicidad.