Hoy, 11 de marzo, se cumplen cinco años exactos del momento en que el Colegio Suizo de Madrid suspendía sus clases presenciales siguiendo la ordenanza del Consejo de Gobierno de Madrid. Lo que, en un principio, iban a ser dos semanas se convirtieron en muchos meses en los que cambió nuestra forma de vida en todos los sentidos y, por supuesto, también en todo lo concerniente a la educación.
No cabe duda de que el desafío que se nos presentó fue inmenso. Sin embargo, desde el primer momento en el CSM nos pusimos manos a la obra para asegurar que la actividad lectiva sufriese las mínimas alteraciones posibles, trabajando desde casa desde el minuto uno y en contacto continuo de alumnos y profesores.
Una vez quedó claro que las dos primeras semanas iban a transformarse en un largo periodo en casa, adaptamos la labor docente a las diferentes edades de nuestros alumnos. Mientras que los más jóvenes trabajaron con las herramientas Padlet y Zoom, principalmente, los alumnos de Gymnasium siguieron con su horario lectivo a través de la plataforma Phidias. Nuestro objetivo fue que los alumnos no sufriesen lagunas en su aprendizaje y creemos que, en gran medida, lo logramos.
Además, todos adquirieron conocimientos informáticos que siguen aplicando hoy y, unidos, superamos las dificultades del confinamiento. Incluso se realizaron los exámenes de Madurez y, aunque diferente, celebramos la graduación de aquella promoción. Fueron meses difíciles para los profesores, las familias y, sobre todo, los alumnos, durante los cuales la solidaridad y la colaboración de toda la comunidad educativa fue ejemplar.
La normalidad, la palabra anhelada
A ese primer impacto se sucedieron varias oleadas, y en todas ellas, el regreso a las aulas del Colegio se hizo con todas las medidas de seguridad y siempre amparadas bajo un plan de contingencia que contemplaba todos los escenarios posibles que puedan derivarse de la pandemia, estableciéndose un plan específico de actuación para cada uno de ellos. Hasta que llegó la ansiada normalidad.
Porque, aunque ahora veamos todo con una perspectiva muy lejana, lo cierto es que durante muchos meses pensamos que nuestra forma de entender las relaciones humanas, incluidas aquellas que se producen dentro del entorno escolar, cambiarían para siempre. Afortunadamente no ha sido así y hoy, un lustro después, podemos decir que estamos mejor preparados para afrontar situaciones adversas y con una mayor conciencia de cómo actuar en nuestro día a día, pero sin perder esa esencia que siempre ha distinguido al Colegio Suizo de Madrid: la de la relación cercana y familiar que permite que, juntos, hagamos este Colegio cada día mejor.