“¡Es un vago!”. Esto fue lo que una profesora les dijo a mis padres en una tutoría. Y menuda bronca me cayó, claro. No inmediatamente, pero esa frase me ha venido a la cabeza cuando he aprendido a ver las oportunidades que me estaba perdiendo por hacer lo mínimo en lugar de hacer todo lo que podía. Hace tiempo que entendí que, para las cosas que son importantes para uno, hay que dar siempre el 100%.
Este aprendizaje me llevó a estudiar lo que quise, donde quise y, más tarde, a trabajar en lo que me gustaba alrededor de todo el mundo. También me ha permitido conocer y disfrutar de la compañía de gente muy interesante en distintos aspectos.
Evidentemente, ha habido muchas más lecciones aprendidas en el CSM que me han acompañado en mi trayectoria, pero el hecho de comprender que sin esfuerzo los resultados iban a ser mediocres, ha sido básico.