En Suiza decimos: “Ich liebe dich.” En España: “Te quiero”. Amor y querer. Ambos sentimientos son maravillosos, pero querer aporta una parte de sufrimiento por esperar algo que deseamos del otro.
El amor no espera nada a cambio; su fin es la felicidad universal y sale de lo más profundo del corazón.
En mi trabajo me dedico a la investigación del corazón, el icono por antonomasia del amor. ¿Por qué? Quizá porque el amor se entiende como algo no premeditado, no controlable por el cerebro. Pero para poder amar, no olvides empezar por ti: cuida tu amor propio, solo así podrás amar a los demás.