Tal y como hemos visto en numerosas ocasiones en este blog, Suiza es un país extraordinariamente rico en lo que a cultura se refiere. Su diversidad nacional también se refleja en estos aspectos, y si viajamos a través de la geografía del país, nos encontraremos con distintas tradiciones.
Una de las más singulares es el “Viejo Silvestre” (Alter Silvester), que se celebra cada 13 de enero en Urnäsch y Waldstatt, y que representa un símbolo vivo de resistencia cultural frente a la reforma del calendario gregoriano. Aunque esta reforma se introdujo en la región de Appenzell en 1584 y nuevamente en 1789, parte del pueblo de Appenzell Exterior decidió mantener su propio calendario festivo como un acto de autonomía y tradición.
Este evento destaca por sus coloridos personajes y costumbres únicas. Los «Schöne» lucen atuendos deslumbrantes, mientras que los «Wüeschte» presentan vestimentas extrañas y extravagantes. Más recientemente, han surgido los «Schö-Wüeschte», una mezcla de ambos estilos. Entre los participantes también están los «d’Buebegrüppli», grupos de niños cuya presencia garantiza la continuidad de esta tradición. A veces, incluso, alguna niña se une al grupo, demostrando que este legado es inclusivo y evolutivo.




En Waldstatt, el evento conserva su esencia original. Las procesiones de «Schuppel» visitan no solo granjas, sino también casas en el pueblo. Además, se habilitan pequeñas tabernas temporales llamadas Beizli, donde tanto los visitantes como los participantes pueden disfrutar de la hospitalidad local y del espíritu festivo.
El Viejo Silvestre no solo es una celebración, sino también un testimonio del valor de preservar la identidad cultural frente al cambio. En cada canción, disfraz y reunión, se conmemora la historia y la cohesión de una comunidad que sigue abrazando sus raíces.