Entramos en marzo y, como consecuencia, cada vez estamos más cerca de una primavera que, en Suiza, es una época de celebración, marcada por festividades que mezclan tradiciones cristianas, rituales para despedir el invierno y competiciones que reflejan la identidad cultural del país. Estas costumbres, algunas con siglos de historia, reúnen a comunidades enteras en torno a rituales que simbolizan la renovación, la convivencia y el arraigo a la tradición.
Celebraciones de Pascua
La Pascua es una de las festividades cristianas más importantes y en Suiza se celebra con gran devoción en los cantones católicos. Por ejemplo en la localidad tesinesa de Mendrisio, las procesiones pascuales del Jueves y Viernes Santo atraen a cientos de participantes que desfilan por las calles en representaciones solemnes de la Pasión de Cristo. Así como una de las tradiciones más peculiares se encuentra en Romont, donde desde el siglo XV se lleva a cabo la ceremonia de las Plañideras. Mujeres vestidas de negro recorren las calles entonando cantos litúrgicos mientras siguen a una joven que representa a la Virgen María.
El domingo de Pascua, los niños suizos disfrutan de una tradición más lúdica: la búsqueda de huevos de colores y conejos de chocolate que sus padres han escondido en casa o en el jardín. En la Suiza de habla alemana, una costumbre muy popular es el Eiertütsche, un juego en el que los participantes golpean sus huevos cocidos unos contra otros para ver cuál resiste más.
Ritual para despedir el invierno: Chalandamarz y Sechseläuten
En los Grisones, la llegada de marzo trae consigo el Chalandamarz, una festividad en la que los niños, ataviados con trajes tradicionales y gorros con borlas, recorren el pueblo al amanecer con campanas y látigos, ahuyentando el invierno y dando la bienvenida a la primavera. Durante el desfile, los niños cantan canciones tradicionales y recolectan alimentos y dinero para una comida colectiva y una excursión escolar.
Por su parte, en Zúrich, cada tercer lunes de abril, los gremios de la ciudad celebran el Sechseläuten, un evento que culmina con la quema del Böögg, un enorme muñeco de nieve de tela y viruta relleno de petardos. Según la tradición, cuanto más rápido explote la cabeza del Böögg, más caluroso y largo será el verano. Miles de personas asisten a este espectáculo, convirtiéndolo en una de las festividades más esperadas de la primavera suiza.
Competiciones primaverales: peleas de vacas y la Patrulla de los Glaciares
En el cantón del Valais, la primavera da inicio a una peculiar tradición: las peleas de vacas de la raza hérens. A diferencia de las corridas de toros en España, en Suiza las vacas luchan entre sí para determinar la jerarquía del rebaño. En una arena, los animales se enfrentan con embestidas hasta que una se rinde. La vencedora es coronada como la reina del rebaño en una gran final que se celebra en Aproz en mayo.
Otra competencia icónica de la primavera suiza es la Patrulla de los Glaciares, una exigente carrera de esquí alpino organizada por el Ejército suizo. Con un recorrido de 53 kilómetros entre Zermatt y Verbier, esta competición bienal reúne a más de 4.700 participantes de 30 países. Tanto militares como civiles desafían las difíciles condiciones del terreno en los Altos Alpes en una prueba de resistencia y trabajo en equipo.
En el Colegio Suizo de Madrid, nos sentimos orgullosos de mantener vivas algunas de estas tradiciones suizas, transmitiendo a nuestros alumnos el valor de la cultura y las costumbres de Suiza. A lo largo del año, celebramos diversas festividades que permiten a nuestra comunidad educativa conocer y participar en estas costumbres, manteniendo así un vínculo con las raíces culturales del país helvético.
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