En primer lugar, ¿quién es Cristina Brändle?
Soy matemática. Obtuve la licenciatura de Matemáticas en la Universidad Autónoma de Madrid y luego hice allí mi doctorado. Ahora soy profesora en la Universidad Carlos III de Madrid. Me encanta mi trabajo.
Tengo tres hijos (de 16, 14 y 11 años) y una familia más que estupenda, que me ha apoyado siempre, lo que me ha permitido conciliar mi vida laboral y familiar. Sé que sin toda su ayuda no sería la persona que soy ahora.
¿Qué más soy? Me gustan las cosas bien hechas y a veces soy muy perfeccionista, lo que a menudo me da quebraderos de cabeza. Yo diría que soy una persona alegre y que le hace falta poco para pasárselo bien.
Fuiste, durante muchos años, miembro de la Junta Directiva del Colegio Suizo de Madrid ¿Qué recuerdas con más cariño de tu paso por el CSM?
En realidad, yo diría que soy algo más que un antiguo miembro de la Junta Directiva. Fui alumna del Colegio Suizo durante 14 años y nunca me desligué de él. Ya sea porque seguí colaborando en la Comisión de Madurez cuando se puso en marcha o porque participé en el Comité de Padres o formé parte de la Junta Directiva o porque mis tres hijos están todavía escolarizados en el CSM, el Colegio siempre ha sido una parte muy importante de mi vida. Y, por supuesto, de todas estas etapas tengo recuerdos imborrables. Quizá, una de las cosas más bonitas que recuerdo es subir a lo que ahora es PKG a llevar a mis hijos casi treinta años después de haberlo hecho yo por primera vez y sentir que esa gran familia que es el Colegio Suizo sigue ahí, inalterable con el paso de los años.
Hay muchos estudiantes que todavía no tienen muy claro su futuro profesional… ¿Qué les dirías a aquellos que se quieren dedicar a la investigación, pero aún no lo han decidido?
No sólo a los que se quieren dedicar a la investigación, a cualquier estudiante yo le diría que es normal tener dudas cuando uno tiene que elegir su futuro. ¿Cómo no las vas a tener? Sin embargo, creo que elija lo que uno elija, si uno pone en ello todo su empeño y su ilusión y le dedica toda la pasión, seguro que acabará siendo una persona feliz y orgullosa de sí misma. Pero también les diría a todos los estudiantes indecisos que no hay que bloquearse. Si al final uno descubre que ha tomado un camino que no le convence, seguro que encuentra otro por el que ir. La ruta es muy larga, no hay caminos equivocados, sólo desvíos y no siempre hay que ir en la línea que uno se marca con 18 años.
Y sobre la investigación… no voy a mentir, es dura. Día tras día te enfrentas a la incertidumbre; pero eso la convierte también en apasionante. Trabajas, investigas en algo sobre lo que no sabes cómo terminará. Como decía antes, pones toda tu pasión en ello. Cuando finalmente resuelves tu problema, das con una solución y ves lo que has descubierto, ese es uno de los momentos más satisfactorios que uno puede tener: lo que era sólo una hipótesis se convierte en una verdad.
Actualmente eres Profesora Titular de Universidad en la Universidad Carlos III de Madrid. ¿En qué consiste una jornada de trabajo?
En la universidad nos dedicamos fundamentalmente a tres cosas: docencia, investigación y gestión. Eso hace que no tengamos una jornada de trabajo “típica”, todos los días son diferentes. Están las clases, por supuesto, con su horario fijo, pero más allá de eso cada uno organiza su tiempo como quiere. En mi caso concreto, además de las tareas propias que van emparejadas a la docencia (preparar clases, corregir, desarrollar proyectos de innovación docente), procuro reservar todas las semanas periodos largos de tiempo para ir avanzando en los proyectos de investigación que tengo entre manos. En ellos trabajo con otros compañeros y podemos estar horas discutiendo sobre algún tema de investigación delante de una pizarra. Además, ahora soy secretaria de la Escuela Politécnica Superior, por lo que tengo que dedicar todos los días algo de tiempo a tareas de gestión y administrativas.
Dentro de tus proyectos está el programa para la promoción de vocación STEM en niñas y jóvenes. ¿Podrías contarnos en qué consiste?
STEM for Girls UC3M es un Programa de la Universidad Carlos III de Madrid para la promoción de vocaciones STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) en niñas y jóvenes mujeres. El programa engloba cuatro ámbitos de trabajo: actividades de mentoring, competiciones, talleres tecnológicos y artes escénicas.
Uno de los principales objetivos de STEM for Girls UC3M es crear en las alumnas de secundaria referentes en los que inspirarse a la hora de decidir, sin sesgos de sexo. El programa posibilita que las niñas y jóvenes conozcan el excelente trabajo que realizan actualmente las investigadoras de la Universidad y visibiliza la decisiva contribución a la ciencia de las mujeres científicas a lo largo de la historia.
Siempre dicen que las matemáticas son difíciles e, incluso, aburridas, ¿cómo podemos desmontar ese mito? ¿Para qué nos sirven en nuestro día a día?
Los matemáticos tenemos mucho trabajo que hacer en ese sentido. En general, en la enseñanza de las matemáticas tendemos a utilizar muy rápidamente un lenguaje abstracto, lo que dificulta, sin lugar a duda, que se puedan asimilar bien muchas de las ideas que hay detrás de lo que explicamos. Si uno ve una película en un idioma que no conoce bien, por supuesto que lo encontrará aburrido y difícil de entender… Quizá, con las matemáticas pase algo parecido.
Sin embargo, las matemáticas están por todos lados. Muchos fenómenos de las ciencias experimentales y la tecnología se modelan usando matemáticas: átomos y moléculas, fluidos, meteorología, mercados financieros, aceleradores de partículas, gestión y análisis de datos, rutas de transporte óptimas, propagación de enfermedades… Los modelos son la forma en que las matemáticas estudian los problemas de la vida real. Yo, por ejemplo, estudio ecuaciones relacionadas con la evolución del número de individuos en una población (personas, animales, bacterias) o cómo son los patrones que se forman en el hielo cuando se derrite antes de convertirse agua.
Pero no hace falta irse a cosas tan complicadas. Durante la pandemia nos hemos hartado de escuchar que la velocidad de crecimiento de la incidencia era exponencial o, relacionado con eso, que las gráficas estaban en escala logarítmica. Nunca se ha hablado tanto de la derivada segunda como cuando nos decían que la velocidad de crecimiento era cada vez más lenta. O por poner otro ejemplo: si en una receta para hacer un bizcocho tenemos las cantidades para 6 personas y nosotros lo queremos hacer para 9, tendremos que multiplicar todo por 1.5. Esto, que comúnmente se conoce como regla de tres, no es más que, en términos matemáticos, una relación lineal.
¿Cómo y por qué nace tu vocación por las matemáticas?
Yo era muy buena estudiante y siempre me ha gustado aprender. Me encantaban las matemáticas y la física, pero me gustaba mucho también estudiar literatura o historia. A pesar de eso, yo tenía claro desde muy pequeña que quería dedicarme a la investigación y a la docencia, como mi padre. Durante un tiempo pensé en estudiar física, pero, ya sabes cómo cambian a veces las inquietudes y gustos en función de las personas que se crucen en tu vida. Tuve unos profesores magníficos de matemáticas en el Colegio, que me apoyaron siempre e incluso me animaron a que diera clases particulares… y eso, probablemente, inclinó la balanza.
La carrera de matemáticas me entusiasmó y ahora mismo lo que más me llena de mi trabajo es la docencia. Poder transmitir conocimiento, en definitiva, enseñar, es, a mi modo de ver, una de las tareas más nobles del ser humano.
Volvemos de nuevo al CSM. ¿Qué valores añadidos aporta la enseñanza que se imparte en el Colegio a sus alumnos?
Como profesora de universidad por la que pasan muchos alumnos todos los años cada vez estoy más convencida de que no sirve de mucho tener muchos conocimientos si no hay una actitud positiva hacia el estudio por detrás. Esa actitud positiva no es fácil de conseguir, hay que trabajarla. Nace del esfuerzo, de la creatividad, de la ilusión, del interés por las cosas bien hechas, del respeto por los demás, del pensamiento crítico. Y todo es parte de la educación y la formación que da a sus alumnos el Colegio Suizo de Madrid.
Si tuvieras que definir el CSM en una frase, sería…
Mi colegio, el colegio que he (hemos) elegido para mis hijos, el colegio del que me siento orgullosa de formar parte.
Ya estamos terminando… ¿Qué es lo que más te gusta hacer en tu tiempo libre?
Sin duda, estar con mi familia. Y, luego, cualquier plan me vale. Ir a la playa o a esquiar, ir al cine, cenar juntos, estar en casa sin hacer nada concreto. Lo que sea, pero con ellos.
Por último, ¿dónde te ves dentro de diez años?
Dentro de diez años, espero que alguno de mis hijos ya no esté en casa (y no porque los quiera echar, sino porque significará que les va bien en la vida). Pero para mí, la verdad es que no aspiro a nada diferente a lo que tengo ahora. Tengo un trabajo que me ilusiona, me gusta la ciudad en la que vivo… Soy feliz como soy.
