El día 23 de abril se celebra, como cada año, el Día Internacional del Libro. Una fecha que marcamos en rojo en el calendario del Colegio Suizo de Madrid, y que conmemoramos con varias actividades relacionadas con estos objetos repletos de magia y aventuras durante toda la semana. Como ejemplo, el lunes a primera hora, los alumnos de primaria realizaron una lectura conjunta en el campo de fútbol y en la actividad de la ‘bosquescuela’ del martes, los más pequeños compaginaron el placer de aprender al aire libre con el de leer.
Pero, ¿por qué se celebra esta efeméride en este día en concreto? Vamos a arrojar un poco de luz sobre el tema.
Tenemos que remontarnos a 1995, año en el que la UNESCO decidió fijar esta celebración, con el objetivo de promover, como decimos, la lectura y el desarrollo de la industria editorial. Actualmente superan holgadamente la centena los países que se han sumado a esta “fiesta” cultural.
El día elegido, el 23 de abril, no es casual. Coincide con el día en que fallecieron, en 1616, tres de los más grandes literatos de todos los tiempos: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega. En este sentido, conviene aclarar que el autor de “El Quijote” murió en realidad el día 22, pero fue enterrado al día siguiente, cuando se consignó su deceso. En el caso del autor inglés, su fecha de defunción fue el 23 de abril… pero del calendario juliano (el 3 de mayo en el calendario gregoriano, el que se utiliza en la mayor parte del mundo).
Sea como fuere, se trata de una conmemoración ya muy arraigada, en la que cada año participan millones de personas, que se sumergen en el incomparable mundo que solo las páginas de un libro son capaces de ofrecer. Incluso, desde 2001, se elige cada año una “Capital Mundial del Libro”, en la que se multiplican las actividades cuando se aproxima esta fecha.
Fue precisamente Madrid la primera ciudad en ostentar este título y, por el momento, ninguna localidad suiza ha sido nombrada como tal. ¿Lo será en 2022?